Como otras "Operaciones" fallidas que produjeron casualidades innecesarias de civiles y militares; la "Operación Perseo" ha producido una nueva casualidad: la estrategia de seguridad del actual gobierno.

Es innegable que el MOVADEF es el brazo político del grupo SL, sin embargo, es tiempo de reconocer que el Perú se está consolidando como un narcoestado con narco-políticos embanderando la posición del MOVADEF. Más allá de anuncios, la estrategia antisubversiva no es prioridad ya que ni el ministro del Interior o el de Defensa han sido capaces de articular acciones claras contra 500 hombres armados y al servicio del narcotráfico. La captura de miembros del MOVADEF pareciera tratar de ocultar lo innegable: que las áreas cultivadas de coca pasaron de cinco a catorce, el incremento de la cantidad traficada de cocaína en 124% y el estacionario decomiso de droga, la construcción de comisarías de cartón y material prefabricado en zonas donde el grupo narcoterrorista SL opera, el incremento del sicariato y la extorsión urbana.

Con la Operación Perseo el gobierno pareciera no darse cuenta que SL se ha desvinculado del antiguo modo de actuar de las décadas 80 y 90. Sus atentados ya no están direccionados a la población civil sino a los militares y policías en lugares donde pese de la demagogia de “inclusión” 45 de cada 100 niños menores de cinco años sufren de desnutrición crónica y donde en el 2013 las entidades ministeriales gastaron menos del 50% del presupuesto asignado. En esas zonas de extrema pobreza, el gobierno planea erradicar el cultivo de coca sin un programa alternativo carente de servicios básicos para la población. Esta situación evidencia lo que el gobierno pareciera no querer ver: Una insurgencia búscando legitimar la siembra de coca en áreas donde la elección de narco-políticos con posiciones del MOVADEF surgen debido al corruptible y débil Poder Judicial y a la ausencia del Estado. Estamos advertidos desde el 2011.